Cristián
Para llegar a este silencio tuve que sembrar vientos
y cosechar tempestades, tuve
que llenar feroces vacíos de esperanza,
tuve que merecer las heridas de un tiempo sin poemas
para después merecer las cicatrices.
No fue fácil llegar a este silencio,
pero una vez aquí,
las sombras cayeron como muros
y de su estrépito silente surgió el alba
y de las ruinas de las sombras
nació la verdedumbre que hoy llena de existencia mi latido
y de lo que quedó de las tinieblas
levanté el arduo olvido y la sencilla paz
en donde se refugian mis sueños cada noche.
Para llegar a tu alma, Carmen,
tuve que merecer la luz de tu mirada.
No fue fácil llegar a tu mirada.
UNDERGROUND
Cristián
Nunca líder ni masa. Entre la sombra,
al margen pero atento, no parece
ni siquiera existir, nadie le nombra
pero en la voz de todos enmudece.
Nunca líder ni masa, para serlo
se ha de existir, consigna o estandarte.
No se enarbola un nombre sin tenerlo.
No puede serse espectador y parte.
Ser contraste, ser fondo, ser ambiente
detrás del primer plano, la innombrable
esencia que se intuye vagamente...
ser la eterna tiniebla; el inmutable
anonimato del sobreviviente.
¡ Nunca líder, ni masa deplorable !
A TIENTAS
Cristián
Toda la obscuridad, toda la sombra,
todo el azar que vela en cuanto nombra
de las divinidades a ninguna.
Ni siquiera la luz de la pupila,
la blanca estupidez en la tranquila
y vacía inconsciencia de la luna.
Toda la obscuridad, toda la saña
con que el demonio huérfano se engaña
prestándole sus garras al suicida.
Ni siquiera la luz del desengaño:
negra es la evocación, negro es el daño
y el hastío del alma ennegrecida.
Toda la obscuridad. Desde el espejo
rebosado de sombras, surge un viejo
enigma de tinieblas y locura.
Ni siquiera la luz de un pensamiento
para alumbrar las horas de tormento
buscando un dios en esta celda obscura.